martes, noviembre 04, 2014


Libertad tiene pestañas largas, curvas que no terminan nunca y una mirada capaz de meterse en el rincón más inalcanzable del alma. Y hoy, en esta noche de luna llena, estira su brazo blanco invitándome a bailar. Porque Libertad no espera que la saquen a bailar. Ella te saca a bailar a vos.

Enredamos los dedos y danzamos al ritmo de una canción que no tiene final, pues solo suena adentro nuestro. Yo, que nunca supe bailar, siento la precisión en cada movimiento de mis piernas, la armonía de sus caderas histeriqueandole a las mías. Libertad sonríe mientras trata de explicarme la perfección del momento: "bailar es asi, es la felicidad queriéndose escapar del cuerpo para unirse a la música, pero chocándose con la piel. Bailar es la más bella de las euforias atacando el cuerpo".

Giramos y giramos sin marearnos. Somos movimiento, placer y éxtasis. Somos ese minuto que vale todas las putas derrotas y dolores de esta vida. Mi pecho se estrella contra el de ella, puedo sentirle la algarabía en sus arterias. Y en el segundo más espectacular de todos, se acerca a mi oído y me susurra- destrocemos los relojes, destruyamos al tiempo-

Libertad no entiende de límites, será por eso que algunos cuentan que está hecha de viento. Y cuando la canción parece culminar, Libertad apoya su boca contra tus labios y te da un beso que no termina jamás.