sábado, noviembre 20, 2010



Ese día lo juré, juré venganza. No importaba cuanto tiempo pasara adentro, antes de ver el primer rayo de sol, antes de ver el primer pedazo de cielo, antes, el culpable de que yo viera la vida entre barrotes tenía que morir. El día de la sentencia le clavé mis púpilas en las suyas por penúltima vez, y me llevaron.


Y fueron veinte años. Veinte largos años.


La cárcel me dio mucho tiempo para pensar (tiempo para planear cada detalle de mi venganza, para afilar mi resentimiento...).


La cárcel me permitió depurar la mezcla de sentimientos engendrados en mi alma, pude verlos con claridad. (Potencié mi odio, estuve rodeado de él, lo compartí, lo coseché, lo re-descubrí)


La cárcel me permitió entender el verdadero significado del mundo exterior ( el mundo que me esperaba afuera nada me había dado y nada tenía para ofrecerme; nada pueden quitarme si nada tengo...)


Los veinte años pasaron, y antes de ver el primer rayo de sol, antes de ver el primer pedazo de cielo, él vio mis pupilas por última vez.

lunes, noviembre 15, 2010



Le decían que era físicamente imposible. Que ni el mas célebre de los científicos había podido inventar una máquina del tiempo. Que cada segundo efímero de nuestra vida se desvanece en el mar de los recuerdos...


Nada de eso le importaba, porque cada vez que iba a la playa volvía a tener seis años...

miércoles, noviembre 03, 2010


Ahi anda Carla, llorando por los rincones a ese amor que ya no está, despotricando contra el sexo opuesto, diciendo que son todos iguales, que no encuentra al hombre ideal, que solo busca que la quieran. Llora, pero nunca se preocupó en disimular los amores de una hora y media de cada sábado, mientras estaba con él.


Ahí viene Gerardo, ya lo oigo refunfuñando diciendo que este gobierno es una mierda, que se roban todo. La última vez que lo ví, lo crucé justamente en la cola del cuarto oscuro. Cuando le pregunté si sabía a quien iba a votar, o si había leído alguna plataforma de algún candidato, me respondio -"Nah, vengo porque es obligación, y encima esto de votar me cagó el domingo". Cuanto menos, es curioso.


Iris es una ferviente defensora del medio ambiente y paga fielmente su cuota mensual de Greenpeace. Sin embargo, su impaciencia la carcome y cuando tiene un envoltorio de su golosina preferida, en vez de esperar al próximo tacho de residuos, libera al viento, cual ave en el cielo, su papel de alfajor.


Trataba de consolar a Ana. Estaba indignada porque la habían metido en un chismerío barato y su reputación en la ciudad ya no era la misma. Se cansó de decirme entre lágrimas, que odiaba el puterío. Ayer en facebook se hizo amigo de una cuenta anónima llamada " recibi los mejores chismes de la ciudad"



Le robaron el celular a mi amigo Adrian el otro día. Igual la tristeza le duró poco, consiguió un celular espectacular a un precio increíble en un negocio de teléfonos usados.


Que raros somos...