martes, octubre 05, 2010



Como los árboles se hacen otoño, y el sol seca a la tierra, nuestros corazones ya no son lo que eran. Los mil colores que alguna vez descubrí a tu alrededor hoy no son mas que un opaco recuerdo de ese entrañable ser.


El destino nos dibujó en arena y el tiempo montando al viento se encarga de borrarnos lenta y suavemente. Y así nos encontramos, difusos, a medio reconocer, por momentos desconocidos.


Ya no somos canción, solo notas al azar. Ya no somos primavera, solo pétalos volando por los aires. No somos río, somos gotas dispersas en el piso. Distancias que alguna vez fueron virtuales, hoy son reales.


Tan solo queda la distorsión de un viejo cariño que se fundió en las venas y que se desangró en lo profundo de la indiferencia; y algunas imágenes que nunca dejaran de brillar en lo agobiante de esta oscuridad.


Somos lo que el tiempo dejó de nosotros...