lunes, mayo 26, 2014

Siempre es levemente siniestro volver a los lugares que han sido testigos de un instante de perfección...Cuando eres autentico no puedes ser feo, excepto para las personas que no te comprenden...Mañana es miercoles 14 y habrá a quien culpar...Si las leyes las hacen los mismos que nos roban no nos extrañemos que la justicia esté siempre de su lado...Vive cada día como si fuese el último,  alguna vez acertarás...Todas las mujeres que lo rechazan a uno son el diablo...Yo nací para encontrarte...Nos pasamos la vida buscando a quien ya nos ha encontrado...El egoismo me le enseñó un hombre. A la generosidad la aprendí de un árbol...If i'm not right with you, then i'm not right with anyone...Y no se por que sera, si algo me entra a gustar nunca está en el ranking, raiting ni top twenty...Es el miedo de saber de que se trata este mundo..La cama, el espejo y el corazón, todo se queda vacío...

Si no estas ocupado naciendo, estas ocupado muriendo...Tengo un escándalo para 42 veranos a la deriva y aunque no me lo pidas, para mi eran para ti...Dulce melomanía ayudame a repeler la opresión de este mundo que no me deja florecer...Cada vez que te vayas de vos misma no olvides que te espero en tres o cuatro puntos cardinales...Dios es argentino y me cagó...Tantos libros, tan poco tiempo....Sigo viviendo a mi manera, mi razon, mi existir...El mundo avanza. Sí, le dije, avanza, pero dando vueltas alrededor del sol...No hay que dejarse impresionar por lo que se dice del vino. Nadie sabe nada. El mejor vino es el que más le gusta a uno...Y cuando un plato de comida es la linea entre vivir o perecer, cortar mas flores es asesinar...Yo soy tan estupido como para hacer lo que me mata y ser el autor material...So you can sleep and work, and work and sleep,Then sleep. Then work. Then work. Then sleep....

Jugábamos a las escondidas, no para ser encontrados, sino por el simple placer de perdernos un rato...La música negra es la mas profunda porque ellos han sufrido mas...Soñaba que me despertaba a tu lado, los perros corrian por todos lados...Hay que ser feliz en este mundo; porque los que no son felices se la pasan jodiendo a los demás...Quieren hacerme un monstruo pero yo soy poeta...Es como estar perdido en el medio del desierto quemándote los pies...Every woman is a rebel...Soy ciudadano del mundo aborrezco la guerra, nunca entendí sus visados ni sus fronteras...En los libros podemos refugiar nuestros sueños para que no se mueran de frío...Vos estas mejor en un cementerio punk que en las calles...Sos mi sangre y entendi, que no sos igual a mi...Después de todo, la muerte es sólo un síntoma de que hubo vida..
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martes, mayo 20, 2014



El exceso de pasado trae torticolis. Ya duele mucho el cuello de tanto mirar para atrás. Melancolía fuerte, fuertísima. Una foto y una canción repitiendose mil veces de fondo te detonan otra vez y decretan oficialmente lo que tanto temías: los días de gloria han pasado y ya no volverán. Los mejores momentos de tu vida hoy están atrapados en un marco, colgados de una pared. Cuanta estaticidad por dios. Revelaciones que son como patadas en el alma.

Te ves ahi, en esa foto, y te cuesta reconocerte. Tan feliz, tan joven, tan libre. Rebosante, enérgico, con los todavía mil sueños sin derrotar que añorabas cumplir, y que el mundo y tu dejadez se encargaron de espantar. Que hermosa sonrisa supiste tener.

Y llorás. Asi de repente se te quiebra la cara y te sorpende un llanto feroz cargado de impotencia. Pensás en lo que te convertiste, en los colores que perdiste, en las canas que te martirizan. Y la canción sigue sonando, siempre al mismo volumen, pero cada vez más fuerte adentro tuyo. Y te arrepentís de un montón de cosas. Darías media vida por meterte en esa fotografía y no salir nunca más. Meterte ahi, y decirle a los amigos que posan con vos, tambien resplandecientes, que diseñaste un plan para detener el tiempo en ese momento y ser por siempre jóvenes. Y alegres, muy alegres.

Recién cuando el lloriqueo cesa, te calmás, y en medio de un manto de autocompasión te perdonás un poco, le das una tregua a la tristeza. Es que, si tanto extrañás esos momentos, es porque lograste esculpir días y noches geniales en este mundo de mierda. Y eso no es poco.




domingo, mayo 11, 2014



Un nuevo día de escuela, una nueva marca en mi muñeca. Como se acostumbraba en aquellas épocas, los profesores me ataban al pupitre mi mano hábil, la izquierda, para que aprendiera a escribir con la derecha, "como el ser humano normal", "como la mayoría de las personas" justificaba la maestra con su rostro agrio y mirada perturbadora que hasta el día de hoy recuerdo y que se que nunca se me van a borrar de la mente. Claramente yo y un unos pocos compañeros más eramos una excepción bastante molesta.


Y asi, a la fuerza, aprendí a redactar con la derecha. Llegué a tener un trazo preciso, impoluto, recto. Cada frase se amoldaba perfectamente al renglón, sin moverse ni un centímetro de él. La hoja era una oda a la prolijidad, pero fría. Y eso me aburría sobremanera.

Harto de lo uniforme de mi caligrafía me propuse que todas las noches en mi casa empezaría a utilizar y ejercitar mi abandonada mano izquierda, incluso sin que supieran mis padres ya que tampoco estarían de acuerdo. Me quedaba hasta altas horas de la madrugada copiando párrafos de cuentos de Julio Verne. Un tiempo después, comencé a escribir mis propios textos, una recopilación de vivencias y poemas tórcidos, ilegibles, caóticos, todos con la izquierda. Los renglones eran una mera formalidad olvidada por mi. Mi lápiz bailaba hacia arriba y hacia abajo, de un lado a otro, en diagonal. Las letras eran locas y deformes, rebeldes, siempre distintas, el papel era una fiesta.

Socialmente era conocida como "la siniestra", pero lo cierto es que mi mano izquierda se había convertido en un escape a las aburridas mañanas de colegio tomando apuntes con mi insulsa mano diestra mientras mi mano izquierda reposaba amordazada, desesperada por salir a volar oraciones.

Recuerdo que fue en la clase de historia. Me sentía tan anti-natural que me saturé y exploté. Mientras la maestra escribía en el pizarrón aproveché y corté disimuladamente con mi tijera la soga que aprisionaba a mi querida zurdita. Las horas de colegio se volvieron adrenalínicas y aventuradas. Simulaba escribir como el resto, pero en cada descuido de todos tomaba mi lapicera y sacaba a bailar a mi mano izquierda a escondidas. Era clandestino y no me importaba en absoluto. Esos pequeños momentos de alegría me duraron unos pocos días, como bien establecen las leyes de la tristeza: la alegría será fugaz, o no será. Barraza, un compañero con el que francamente me llevaba horrible me descubrió y el muy hijo de puta me delató con la maestra, que me tomó violentamente de la oreja con sus manos ásperas y me arrastró hacia el rincón del aula, Una vez allí me aplicó el exacto y cruel número de 57 varillazos en la parte trasera de mis piernas, en frente de toda la clase.

Llorando y con las piernas coloradas corrí hasta mi casa, me encerré en mi habitación y con los dientes rechinando de furia escribí los poemas más hermosos y rabiosos del mundo. Mi zurda era un torbellino, moviendose para todos lados. La tinta era combustible y mi papel un fuego resplandeciente que no se apagaba, incluso a pesar de las lágrimas que caían arriba de las palabras recién nacidas de mi injusticia. Los versos eran desalineados y estremecedores, y en un segundo sentí una pausa de calma silenciosa, un alivio que precedió a una revelacion: Caí en la cuenta de que mi caligrafía con la mano izquierda había llegado a ser muchisimo más preciosa que la que lograba con la derecha, aun con sus imperfecciones tan características. Algo la hacía deliciosamente armoniosa. Me sentí victorioso.

Han pasado más de cuarenta años desde que era aquel niño joven y descarado, los tiempos cambiaron bastante aunque algo en mi se mantiene intacto. Todas las mañanas me despierto con un dolor feroz en mis piernas, puedo sentir la varilla azotandome sin compasión ni sentido intentando corregir lo que yo jamás quise corregir. Pero cada vez que ese dolor ataca, empuño un bolígrafo con mi mano izquierda, lo tomo bien fuerte, y empiezo a escribir mis poemas torcidos. Y entonces, el ardor cesa, al menos por unas horas.





domingo, mayo 04, 2014


¿Y si nos estamos censurando?

Claro que quema. No hay infidelidad más dolorosa que la infidelidad a uno mismo. Es el error esencial, el pensamiento terminal, es (di)simular en vez de vivir.

Queres escapar por tu boca, por tu ropa, por tus gestos. Intentas la huida en cada movimiento. Pero todos esos pares de ojos no te dejan, te chocás contra tu piel y las canciones alegres se te mueren adentro. Esas lenguas parlanchinas te rompen la paz, son el encierro más penoso. Y tus oidos tienen la culpa, también.

No lo recordás. Olvidaste lo que nadie te enseñó. ¿Te acordas? Tu vida es tuya. Por favor, no te conviertas en eso, que no hay ser más desventurado que el que quiere encerrar a la libertad. Y ahi adentro tenés el circo más triste de todos, con el corazón derrotado observando todo desde el palco.

Y escondés el intento de fuga, con la minuciosidad de un preso cavando el túnel para llegar el cielo que lo espera. Pero el cielo no puede esperar. Entonces unos pocos, los más observadores y amorosos te descubren el escape en los ojos, que se te escurre casi en cuentagotas como un brillo opaco, y con una sonrisa cómplice te apuran, te muestran el camino. El otro. El del cartel en la esquina con tu nombre borroneado. El pantanoso, el de barro, que se termina secando, después de tantos días de sol. Y entonces, ya no pesa tanto caminar.