Ella escapó de acá. Ya nada quedaba por conquistar en este pueblo cuadrado. Tuvo todas las tristezas que podía tener, río todas las alegrías posibles, probó el sabor de los amores vecinos, escuchó todos los comentarios absurdos e ignorantes, pero ya no más.
Cuando el entorno le quedó chico, armó su valija. Cuando le quisieron raptar la libertad, dijo adios. Y cuando dijo adiós, sin darse cuenta, estaba diciendo hola.
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