sábado, abril 05, 2014



Algunos dicen que se murió de pesimismo. Otros afirman que se enamoró de la mujer equivocada. Pensó que ese amor lo rescataría de la miseria cotidiana, y lo llevaría lejos de este mundo moldeado en excremento, pero se aferró a la heroína equivocada. Una historia triste más.

Iosu vestía de cuero y vagaba por las noches de su Santurtzi natal escupiendo verdades como meteoritos. Y eso más de una vez le costó la suspensión de sus shows, demasiado realistas quizás para una sociedad tan artificial. -Nosotros no cobramos por tocar. Cobramos por las molestias- solía decir.

Por su aspecto de eterno punk derrotado y por sus canciones de provocación rabiosa lo trataban de anti-todo. Respondía indignado: "¿anti-todo yo? Anti-todo es la sociedad y su individualismo absoluto que deja agonizar al de al lado sin ser capaz mover un dedo. Eso es ser anti-todo".

De chico quería ser futbolista. Iba con pocas esperanzas, y muchas ilusiones. Pero el mundo se las fue robando de a poquito, a zarpazos, y cuando le arrancaron la última de las últimas, se aferró fuerte a ella y con ella se fue.

Hoy sus amigos y admiradores luchan por nombrar Iosu Éxpósito a una calle de su tierra, tal vez para homenajearlo, o quizás para dejarlo atravesado en el medio de la ciudad que terminó por matarlo, vendiéndole muerte de a gramos en cada esquina., para que siga incomodándola con su presencia descarriada, como lo hacía con sus canciones inmortales.