La norma de oro recomienda no hablar de religión ni de política cuando recién se conoce a alguien. Pero ellos siempre desconfiaron de las reglas.
El temor a los silencios incómodos se fue desvaneciendo con el correr de los minutos y las palabras. Hablaron de política, y de políticos, de esas mentes inmundas, de como masacraban al mundo sin escrúpulos, de lo destructivo del poder, de lo turbio de sus conciencias. Se miraron.
Hablaron de religión, de crucifixiones e hipocresías, de libros absurdos, de lo repugnante de la pedofilia, de la sangrienta riqueza del vaticano. Sonrieron.
Y así, de la crítica y el cansancio, de la bronca y la furia llegó el primer silencio. De incómodo no tuvo nada, ya que terminaron estrellando sus bocas hasta el momento desconocidas, pariendo un beso eufórico, casi catártico por no decir salvador.
Fieles a su costumbre de andar rompiendo reglas, de la paradoja dieron vida a su romance pues del odio a las mismas cosas nació su amor.
1 visiones:
me recordaste a mi novia de la prepa
justo asi empezamos
platicando de como nos obligaron de niños a ir a misa
¿y ahora donde estan?
buen finde compa
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