Hermoso es que la música te envuelva el alma a todo volumen. Mientras más se anima a girar la perilla, más rápido late el corazón. Pero cuidado con tu sistema auditivo, semejante cantidad de decibeles puede que lo deterioren.
Que mágicas son esas borracheras en las que uno no tiene el control del cuerpo y no existe ley de gravedad que lo pueda encarcelar. Delirios son génesis de aventuras inolvidables. Eso si, al hígado no le gusta tanto desliz seguido.
Miles de delicias por probar, el placer de los sentidos, los colores y aromas de los alimentos. Pero crece tu barriga y tu colesterol. Todo con su justa moderación.
Algunas drogas pueden llevarte a la estratósfera, o a algún agujero con paredes de tierra.
Como el resfrío que precede a bailar bajo la lluvia. Como la resaca. Como la muerte, como el amor, como terminar convirtiéndote en gotero cuando naciste catarata. Hasta el placer tiene costos.
Es lo cruel del mundo mezquino, que te da para después sacarte, que te endulza, que te amaga, que termina por pulverizarte. Ante la invasión de advertencias y limitaciones una verdad rebelde e irreverente que invita a cuestionar los principios de la vida sana, porque mientras "mejor" se vive, peor se muere, asi que cuidado con tantos cuidados.
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