Posted by Ciro Luna on martes, septiembre 25, 2012 with 1 comment
Mi cuerpo es su reino. Para los calendarios, relojes y demás estadistas del tiempo, esa noche finalizó cuando empezó la mañana de aquel día, pero debo confesar que para mi jamas amaneció. Vive conmigo, convivo con ella: tengo una noche encerrada en mi piel. Y le encanta recordarme que es parte de mi, en mis sueños, durante las tormentas, en la envidia venenosa de las otras miles de lunas que no pudieron conquistarme como ella lo hizo aquella vez, cuando me sentí felizmente invadido. Que el sol me ilumine cada día es tan solo un triste ardid del cielo azul, celoso de no poder ocupar ese trono en mi corazón para escaparle al olvido, porque, a decir verdad, desde ese instante mis días son de noche, y todo sabe a nocturnidad, mis epopeyas, mis tragedias y mis cotidianeidades. Fue una sobredosis de estrellas que, hasta hoy, hace que me sienta tan oscuro como feliz. Las madrugadas siempre parieron sueños. Aquel momento se convirtió en eterno y el tiempo, otra vez, se volvió relativo y contradictorio: queriamos que esa noche nunca terminara, y asi fue.
Posted by Ciro Luna on lunes, septiembre 10, 2012 with 2 comments
Esa caminata vespertina no había sido igual a todas las demás. El recorrido era siempre el mismo, pero aquella tarde me topé con una escena extraña que llamó poderosamente mi atención. Apoyado contra un árbol, con su punta clavandose en la tierra, yacía un paraguas bastante deteriorado, con agujeros por todos lados. Hasta ahi algo normal, un trasto, chatarra. Pero lo inusual era que de su interior brotaba un papel que se movía con el viento frío. Noté que estaba escrito y no pude resistirme a tomarlo y leerlo. Decía algo así: "Su nombre era Tormenta y era hija del caos. Era una máquina de vivir, no tenía anécdotas, tenía desastres. Jamás cumplió ordenes, ni años: era mas preciada y más preciosa que la mismísima juventud. Se llamaba Tormenta, y lo era por dentro y por fuera: rabia y belleza se conjugaban en su ser. Dueña de una intensidad incontrolable, de esas que le entregan verdor puro a las plantas, y también las pudren por completo. Me preguntaba por que a alguien le pondrían un nombre tan extraño y hermoso a la vez. Tiempo después lo comprendí.... La conocí, justamente, en medio de una, y a diferencia de todos nosotros, era la única que no llevaba paraguas. Bailaba descalza en la lluvia. Ella sola estaba empapada, despeinada, embarrada, y aun así era, por lejos, la más hermosa del lugar.
Empecé a tratar con ella, y contra toda lógica, cada vez me parecía más increible e irreal, pese a tenerla cada vez mas cerca. Solía quejarse de no saber si estaba dormida o despierta, porque no difrenciaba entre su vida y sus sueños: eran una unidad, un todo, una sonámbula de sus días. Por las noches supimos concretar lo imposible, encerrar truenos en un dormitorio, entre orgasmos, gotas y destellos. Igual de ingobernables eramos durante las discusiones, casi casi que cada una era un diluvio universal, y sus suspiros huracanes. Pero siempre teniamos nuestro arca cerca.
Poseía la euforia y la magia de una estrella fugaz, y fugaces fueron nuestras andanzas. La lluvia me la había regalado desde el cielo y una noche acuosa se fue para no volver. Amanecí sin ella en mi cama. Fiel a su naturaleza de tormenta que se lleva a todo por delante, me había llevado puesto a mi también.
No es que yo me haya convertido en tempestad, ni siquiera alcanzo a ser una llovizna de lo que era esa mujer, pero desde que se fue, confieso que siempre llueve un poco adentro mío..." Instantaneamente, al terminar de leer esa especie de diario de algún amante anónimo, un trueno partió el amargo silencio que había nacido adentro mio y una gota suicida explotó sobreel papel...
Posted by Ciro Luna on martes, septiembre 04, 2012 with No comments
Dentro suyo pareciera que pasan cosas, pero nada sucede. Todo acontece afuera. Sus entrañas ofrecen los mas diversos colores pero no son dueñas ni de los verdes, ni de los rojos, ni de los azules. Copia, se mimetiza. Todo lo que merodee ayuda. Su vida es un préstamo de otras vidas. Si alguien se mueve, simula moverse. pero en el fondo sigue ahi. Clavado, estático, inerte. Presume erecta rigidez pero el mínimo impacto lo parte en pedazos impostores de cielo. El espejo intenta ser de todo un poco Cree ser todo. Pero no es nada.