miércoles, junio 06, 2012


Esa extraña sensación de que cumplir un sueño doliera tanto le raspaba cada tanto en el pecho. Pero su pasión era su motor, y siempre, pese a todo y a todos. su sonrisa vencía al final de cada día. El verde cesped era su lugar, era el limbo donde le daba vida a la pelota, le contagiaba de su magia y su energía. "El futbol no es para vos", "esto no es lo tuyo" vociferaban quienes jamás conocieron lo que se siente salir a cazar sueños. Hablar siempre fue más facil que volar.

Y todos los días estaba en el mismo baldío, haciendo jueguitos, con su camiseta de Boca y sus ganas de llenarse la garganta de gritos de gol. Le decían Cani, en honor al pájaro Caniggia, al que apodaban "el hijo del viento" por su implacable velocidad en las canchas. La mayoría pensaba que el sobrenombre era por su cabellera rubia que enloquecía con cada corrida. Yo, sin embargo, estaba convencido de que se debía a su viboreante habilidad para gambetear defensores y prejucios, y ser capaz de acallar las risas burlonas de todos los chicos del equipo contrario, clavando la pelota en el ángulo.

Las tardes enteras se consumían entre partido y partido, hasta que finalmente el sol se escondía y la cancha del barrio carecía de iluminación. El fútbol se terminaba hasta el día siguiente. Todos volvían a sus casas, pero alguien se quedaba en la oscuridad a jugar un rato más, en soledad. En las penumbras apenas dejaba ver su camiseta auriazul. La Cani era la última en irse de la canchita. No se conformaba, ella siempre quería más.



1 visiones:

reptilio dijo...

sssssssss! sola en la cancha!!!

attaque 77 sonando de fondo

http://youtu.be/of4_HkKVnOM

nena!!!

suerte camarada