jueves, abril 19, 2012


"La gente se arregla todos los días el cabello, ¿por qué no el corazón?"



La casa nuevamente en estado de ebullición. Gritos iracundos y desgarrados conforman las triste banda sonora diaria. Otra vez el debate familiar. Otra vez el conflicto como ritual.

Fabricio ya no sabía que palabras utilizar para justificarse, para explicarle que no era ningún pecado vivir de forma diferente, pero su madre parecía estar a años luz de entenderlo y seguía con sus acusaciones: "que la música", "que la guitarrita", "que la remera rota", "que el pantalón gastado", "que la mala junta". Era demasiado complicado hacerle comprender el concepto de libertad a aquel que no estaba ni cerca de sentirlo.

La resignación del joven se vistió de silencio y ayudó a convertir la discusión en un monólogo de su progenitora. Fabricio solo atinó a abrir la puerta para irse y escaparse de la situación. Mamá remató: "¡sos un desastre andante!, ¿cuando vas a vestirte y comportarte como la gente?" Del otro lado de la puerta entreabierta se escuchó una respuesta angustiada pero convencida, como la indignación del incomprendido: "yo también soy gente"...



1 visiones:

reptilio dijo...

como va esa rola de mal momento

la cabeza bien cuidad o muy bien estropeada y sho, sho no quiero casharme :D


buen finde amigo