martes, noviembre 15, 2011



"Hay que estudiar para ser alguien en la vida..."

Era uno de sus slogans durante su ferviente campaña, y a poco días de haber ganado las elecciones convirtió su pensamiento en ley. Ese lunes fatídico se aprobó el proyecto: todas aquellas personas sin estudios debían abandonar el pueblo de inmediato porque "no contribuían al progreso y desarrollo sustentable de la comunidad". La premisa se hizo realidad, no eran nadie, ni servían para nada. Quien no presentaba un título que comprobara educación superior, no merecía ser parte del pueblo.

Y se fueron todos los que no cumplían el requisito. A los pocos días partió el circo del pueblo, y con él los payasos, los magos, los acróbatas y las sonrisas de los niños. Se fueron miles de actores, que se llevaron en sus valijas, sin quererlo, miles de sentimientos que ya no pertenecían a sus espectadores. La ciudad quedó sin melodías, el silencio bailaba en el viento: adios dijeron cientos de músicos amateurs que habían parido los barrios.

Las calles cada vez estaban más sucias, al igual que las escuelas. La simpatía de las porteras se trasladó a alguna otra comuna "menos desarrollada". Y con el exilio de los desafortunados llegó la escasez de mozos, taxistas,pinturas, poesías, canciones, comida.

El alma del lugar estaba seca. Los atardeceres se opacaron, no tenián quien los dibujara. Y ya no quería llover, no si las tormentas no iban a ser protagonistas de algún bolero. Mientras tanto, la gente que quedaba en el pueblo andaba cabizbaja, como si faltara algo, como si faltara alguien...

2 visiones:

reptilio dijo...

sssssss!!! buena entrada

yo aun no se que quiero de la vida

y no creo ser "alguien"

:P

buena semana

Unknown dijo...

Sigue siendo interesante su blog Pichi, y me da gusto que aun siga leyendo un poco el mio.
Un abrazo!