jueves, septiembre 08, 2011




Se sentaba sobre la arena, mirando el horizonte, con sus pies remojandose en la orilla, como esperando lo que ya no vendrá, buscándola en el mar. Sabía que a ella le encantaba nadar. Lo reconfortaba estar compartiendo el mismo oceano al mismo tiempo. La sentía más cerca, menos lejos, menos triste, más de él, menos de otros.


Sentía calor en su pecho, cuando sabía que a través de los rayos del sol, trepándolos, recorriendolos, podía acariciarla suavemente. Un mismo sol para los dos ya no era distancia.


Y por las noches, se quemaba los ojos contemplando la luna, suponiendo que en algún rincón recóndito de este mundo cruel, ella también estaba haciendo lo mismo, y así intentaba lograr mirarla a los ojos como en los viejos tiempos.


Después de todo no estaban (tan) lejos....

2 visiones:

reptilio dijo...

en este mundo cruel

y justo veo que tu imagen cambio, tmb, en la arena

Buen fin de camarada

Señora S. dijo...

suponiendo que en algún rincón recóndito de este mundo cruel, ella también estaba haciendo lo mismo.-
Es tan profundo, es sentir, que realmente, no estamos tan lejos unos de los otros. Muy lindo! :3