domingo, agosto 21, 2011


Andaba tan inquieta toda esa gente, revoltosa, efervescente. La situación no podía seguir así, algo había que hacer. Entonces se juntaron los dos señores de saco y después de arduas horas de estrujarse el cerebro inventaron las cárceles y los candados. Pero los rebeldes no tardaron en derrocarlos con barras de hierro, alambres, martillos y todo tipo de herramientas.


Otra vez reunión, otra vez pensar en algo que los atrape y que no se pueda romper. Y después de un par de lunas y algunos soles, inventaron el tiempo y los relojes, y desde ese día ya nada volvió a ser igual.


Los relojes volaban en mil pedazos, pero por alguna extraña razón seguían sintiendose oprimidos...

2 visiones:

reptilio dijo...

odio andar con prisa, no soporto verme "apurado", nada como tomar las cosas con calma y disfrutar cada momento en el ahora donde estemos

un abrazo men, suerte y bun finde

Vientos de locura dijo...

que lindo texto! Me gustó mucho! :)

Un beso grande