martes, agosto 03, 2010




Como el primer minuto de una guerra perdida, como la lágrima que toma la iniciativa y se anima a escapar del ojo, como la estrella que muere....


Aunque querían irse y escapar, no tenían ganas de moverse del lugar en el cual estaban estacados. La tristeza filosa los inmovilizaba. El disparo final había llegado, y aunque sabían que ese momento podía llegar e intentaban prepararse psicologicamente, dolió mil veces mas. Probablemente fue porque en ese instantes, sus esperanzas fallecieron, y lo que siguó fue nada. La realidad atacó (otra vez).


Las glorias dejaron de ser tales, para convertirse en verdugos, lo ambiguo del tiempo.


Sus corazones eran tierra de nadie. Mirando a todos lados para buscar un consuelo, pero solo abundaban cuarenta mil muecas tristes. Estaban todos pero no había nadie. Y fue en casa, el sitio en el cual juntos vieron parir tantas alegrías. De ahí su mareo, su hogar dulce hogar tenía forma de panteón, y eso desconcertaba hasta al mas sagaz.


Y el destino, sicario, cómplice y autor material complotó contra su sensibilidad. Ese día pintó el cielo del gris mas erosionado de todos los grises, rociado por la lluvia mas fría de sus vidas. Y encima era domingo.


El panorama era desolador, el futuro color negro incertidumbre, y el amor ese día estuvo enfermo. Pero no era terminal ni mucho menos, porque ni el peor día de sus historias, ni la mas gélida de las lluvias pudieron apagar el sol dentro de sus pechos, ese que siempre brilla incandescente, aún en los días mas nublados.






A pesar de todo, nunca dudaron de su amor incondicional...

2 visiones:

my memories dijo...

Dale!
Nos seguimos mutuamente.
Me acuerdo de vos si si, un beso enorme!

levantate,informate y actua! dijo...

hola me re gusto tu blog y tus palabras.ya te linkee en el mio si podes linkeame asi seguimos creciendo :)